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Dos candidaturas para presidir la Academia de Cine


Imperfectas, precarias e inexplicables, las películas de David Trueba espectador

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Contó el menor de los Trueba que hizo una lista y salieron las películas Vida en sombras, Viridiana, Historias de la radio, Queridísimos verdugos, Epílogo, El último caballo y Suspiros de España (y Portugal). “La elección siempre es aleatoria porque tiene que ver con tu memoria, el momento en que las vistes… A veces, vuelves a ver una película y no es lo que tú recordabas como cuando la descubriste por primera vez”.

El realizador también apuntó que, además, el espectador español tiene “una dificultad añadida porque parte de un material precario, poco conocido y poco considerado. Uno va al Prado a observar un cuadro de Velázquez y sabe que está ante una obra maestra respetada en todo el mundo”.

Conoció su ciudad “y lo que pasaba en España” en el cine de barrio en el que pasó horas y horas, tiempo en el que le atrapó “el ingenio y los diálogos” de Edgar Neville, al que calificó de ‘Capra madrileño’. “Tenía 14 años cuando vi por primera vez El último caballo y me pareció tan bonita… Eran geniales Fernando Fernán-Gómez, Conchita Montes, José Luis Ozores…; y Vida en sombras, entre otras muchas películas españolas “cuyo estado de conservación es lamentable. El patrimonio del cine no está a la altura de la arquitectura. Por ahora, no creo que dejen que se caiga la Catedral de Burgos, pero nuestras pequeñas catedrales cinematográficas sí que caen”.

Y tras la pintura y la arquitectura, la ingeniería. David Trueba siempre ha sido consciente de que dedicarse al cine “no era lo mismo que ser ingeniero, una profesión muy desarrollada en España, mientras que el cine siempre ha sido una pelea a brazo partido por querer hacer lo que querías”, destacó este espectador de películas “imperfectas, precarias e inexplicables”.


Por los cuentos infantiles

Siguiendo su instinto, se ha formado un gusto cinematográfico que también le influye a la hora de rodar. “Cuando miro el agujero está todo lo que forma parte de mi vida, pero no tengo referencias directas, sino que presto atención a lo que quiero contar y cómo voy a ponerlo en imágenes. A los actores y a los técnicos nunca les doy indicaciones directas, les facilito elementos que tienen que ver con el espirítu de la película como un libro, una canción…”.

No copia películas, pero sí transcribe novelas y el orden de las secuencias de guiones, un método que recomendó a los futuros escritores y cineastas. “Traduje al inglés sin mirar el original ‘El guardián del centeno’ y luego cogí la obra original y me di cuenta del orden de las palabras, la musicalidad. También reproduzco el orden de las escenas de los guiones, así me di cuenta que El verdugo es la historia más económica que he visto: 24 secuencias bien puestas en una películas para la historia”, indicó el realizador, cuyo paso por el American Film Institute sólo le sirvió para “consolidar más la visión industrial del proceso de escribir un libreto”.

Y es que David Trueba empezó en el oficio de una manera “infantil: escribiendo cuentos. Fuí el último de los ocho hijos que quedaba en casa todavía. Mis hermanos venían del colegio y contaban cosas terribles de una profesora, que si a un chico le había pegado, que no dejaba a los chavales ir al baño… Una imagen terrorífica. El primer día que me llevó mi madre al colegio me puse llorar como todos los niños felices porque intuía un secuestro institucional, y sale esa profesora y, claro, mi lloro se convirtió en sollozos porque dijo ‘el único que me faltaba’. Viendo cómo estaba, mi madre dijo que regresaríamos al día siguiente, y esas 24 horas se transformaron en ¡cuatro años! Volví sin saber leer ni escribir, y mis hermanos empezaron a decirme que si les escribía un cuento me lo compraban”, evocó.


Ligereza y naturalidad

El dinero fue el impulso para coger lápiz y papel, y encontrar “el vehículo perfecto para mis aficiones. Lo pasaba bien contando historias, luego hice cortos, guiones para otros y un día me dijeron que por  qué no dirigía…”, relató el cineasta, que encuentra que Viridiana “es una historia perfecta”; La vida por delante, “una comedia como las mejores comedias americanas”;  La mujer del panadero, “una obra maestra mundial”; y que admira “la ligereza y naturalidad” de los filmes de Renoir, “unas sensaciones que parecen muy fáciles de transmitir, pero que exigen un gran esfuerzo “porque el cine es un aparato que llega una mañana y destruye toda la verdad”.

Busca recuperar esa autenticidad en sus filmes, y por eso le gusta mucho trabajar con “gente que no ha hecho nada en el cine –caso de Natalia de Molina en Vivir es fácil con los ojos cerrados–“, expone el también novelista y mal espectador de sus largometrajes “porque me da vergüenza ajena. Pasa el tiempo y tienen algo de arqueológico. Es como cuando miras el álbum familiar y aparece tu foto con 14 años y piensas, ‘¡Dios mío, qué pintas!’, pero luego te entra ternura y dices, pero ¡es que era yo!”. Eso sí, siempre disfruta con la visión de La silla de Fernando, obra en la que Fernán-Gomez conversa durante dos horas “y como era un genio tan divertido…”.

Le gustaría ser como Woody Allen y rodar una película al año, pero le van surgiendo cosas y ahora tiene entre manos una novela. En la cabeza también tiene el proyecto cinematográfico de ‘la alemana’ –Trueba tiene un título propio para sus películas, a la de Madrid, 1987 la llama 'la del water' y a la de Vivir es fácil… 'la del profesor de inglés'-, “pero todavía no está escrito”.

La disponibilidad de una gran actriz

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Ahí empezó todo. Cuando Serrano aún trabajaba en un taller dibujando, llegó a la Ciudad Condal Miguel Narros con la pretensión de sacar adelante alguna obra en Cataluña, y para ello contó con la joven aficionada. Entonces, la escena estaba centralizada en Madrid. “Hice un par de cosas con él, obras prohibidas que hacíamos un solo día: mucho Tennessee Williams”. Le hicieron una crítica fantástica en el ‘ABC’ al hacer de la niña en La rosa tatuada y su carrera ya no tenía marcha atrás: “Estuve seis años yendo y viniendo de Madrid a Barcelona, y viceversa. Y lo hacía porque pensaba que no me iban a llamar más, me preguntaban donde vivía y yo siempre decía que en el Barrio Chino”.

 

En el cine se estrenó en dos filmes dirigidos por Mariano Ozores: en Crónica de nueve meses le daba la réplica a José Luis López Vázquez y en 40 grados a la sombra hacia pareja con Alfredo Landa. Después vino uno de los grandes títulos de su filmografía: Mi querida señorita, historia de la que guarda “un recuerdo deslumbrante. Entonces había poco dinero, pero muchísimo talento”. Son palabras de una actriz que “siempre empieza desde cero. Y lo hago porque siempre pienso que no voy a poder aprenderme el texto”.

 

Esa misma sensación tuvo cuando se enfrentó al guión de Entre tinieblas –“Yo soy muy estudiosa y cuando leí el guión tres veces me dio la sensación que era imposible manejar aquello. Me dejé llevar por Pedro y fui al rodaje de una manera muy limpia. A él le decía que ni siquiera soy una actriz dramática, soy trágica. He hecho poca comedia y creo que lo que hice bien entonces fue no preocuparme, no dejar que las telarañas habitasen en mi cabeza”–.

 

La pasión de Julieta Serrano es el teatro, medio que considera “le ha dado más que el cine, que me ha sido bastante esquivo”. Suele ir a ver historias en pantalla grande los lunes, su día de descanso en las tablas. “El cine ha tenido una época dorada, permanecerá y continuará existiendo porque los medios audiovisuales cada vez serán más disponibles para todos. El teatro nunca estará en crisis porque es inherente al ser humano, seguro que ya interpretaban en las cuevas de Altamira. El público sale transformado de la platea, cuando alguien me dice que es aburrido me gusta decir que hay que ir muchas veces al teatro para poder llegar a tocar el cielo”. Con 81 años, ¿ha descubierto cuál es el secreto de esta misterio profesión? “La palabra mágica, sin duda alguna, es la disponibilidad”.

Presidencia y vicepresidencia interina en la Academia de Cine

Entusiastas y pasionales en la manera de ser y trabajar

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Con tantos puntos en común, Carlos Bardem y Santiago A. Zannou estaban condenados a entenderse los más de nueve meses que se pasaron escribiendo a cuatro manos el libreto de Alacrán enamorado, trabajo que les valió una nominación al Goya® 2014 al Mejor Guión Adaptado. “Transformar mi novela a un guión fue, ante todo, un ejercicio de renuncia y de humildad, porque tienes que entender que es imposible llevar todas las tramas y personajes a una película de 110 minutos. Adaptar es mutilar, hay que escoger, sintetizar, descartar y crear situaciones que no estaban en el texto literario. El cine y la literatura son dos lenguajes contrapuestos y esa tarea de selección, cuando, además, eres el autor de la novela que te ha llevado tantos años crear, es muy doloroso y algo esquizoide”, reconoció Bardem en el entretenido coloquio que protagonizó en la institución con motivo de ‘La Noche de los Libros’.

 

El hermano mayor de Javier Bardem e hijo de la veterana intérprete Pilar Bardem, que tenía claro que era la película de Zannou y su visión era la que tenía que prevalecer, agradeció “la sensibilidad y el talento” del cineasta en esta labor.

 

Zannou apuntó que desde la primera página se entregó a la novela, que le emocionó tanto “que lloré. Carlos y yo no nos conocíamos y cuando me entregó su libro, me encerré en casa y lo devoré. Es que me impactó hasta la portada porque llevaba años intentando contar una historia sobre ese racismo que, como soy negro, vivo todos los días varias veces”.

 

Zannou, que se conmovió cuando vio de nuevo los títulos de crédito de Alacrán… “porque me retrae a momentos que no se repetirán”, tenía en su currículum El truco del manco, historia que se alzó con tres Premios Goya® y que tocó a Bardem “porque su fuerza narrativa y de imágenes le venía muy bien al ambiente urbano y duro de mi novela”.

 

Mano a mano, Bardem y Zannou se reunieron en la cocina de la productora del fime “para ver las cosas que nos enganchaban y nos movían las tripas a los dos. No sabía por donde empezar porque nunca había adaptado una novela. Había que condensar sin perder la emoción”, dijo el director y coguionista.

 

 

Racismo, xenofobia y boxeo

En el viaje de llevar a fotogramas esta historia de superación y fanatismo se toparon con limitaciones narrativas, pero contaron con un reparto que se había leído la novela incluso antes de que estuviese montada la producción. “Los actores son los últimos adaptadores porque son los que tienen que hacer creíbles las palabras”, señaló Zannou, cuya intensidad le lleva a poner a los intérpretes en permanente estado de alerta.

 

“Los actores somos muy pesados e inseguros, por eso es maravilloso tener un director como Zannou que hable con nosotros y esté abierto a propuestas”, resaltó Bardem, que en la cinta encarna al noble entrenador, a Carlomonte, un expúgil entregado al alcohol que dilapidó todo lo conseguido con sus éxitos deportivos, pero que se mantiene firme a la hora de exigir a sus pupilos respeto a las normas del boxeo original. Un personaje para el que pensaron en muchos nombres, “algunos muy conocidos y le teníamos al lado”, añadió el director.

 

Alacran enamorado habla de la xenofobia, el racismo y del boxeo, un deporte “hermoso que he practicado como amateur. He pisado muchos gimnasios y he visto amuchos ‘Julianes’ –el joven violento que empieza a alejarse de la banda de neonazis de la que forma parte cuando conoce a una joven mulata de la que se enamora, rol que encarnó en la gran pantalla Álex González–“, manifestó Carlos Bardem, que acaba de rodar en México Elvira te daría mi vida pero la estoy usando. ¿Y, en que proyectos está?, le preguntaron a Zannou, quién contestó que, “visto lo visto tendré que hacer ‘Ocho apellidos africanos’”.

Reconocimiento de la Academia a seis profesionales del cine

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La Junta Directiva de la institución ha decidido reconocer a una serie de profesionales de toda la vida que no pueden acceder a los Goya® ni al resto de los premios de la Academia porque no han sido jefes de departamento y, sin embargo, son profesionales de toda la vida del sector.

La script Uge Cuesta; los ayudantes de dirección Miguel Gil Walter Prieto; la ayudante de montaje Rosa Ortiz; la sastra Isabel Perales; y el director general de EPC, Eduardo Pérez Climent, son los seis profesionales que serán reconocidos en la que será la cuarta edición de estos premios.

En anteriores convocatorias, este homenaje a especialistas con largas carreras al servicio de la cinematografía recayó en los ayudantes de cámara Miguel Ángel Muñoz y Ramiro Sabell; los eléctricos Fulgencio Rodríguez y Rafa Martos; el ayudante de dirección José Ramos Paíno; la maquilladora Carmen Martín; la técnica de postproducción Marichu Corugedo; la subjefe del laboratorio Foto Film Tere Montoya; la script Yuyi Beringola; la sastra Marina Rodríguez; el atrezzista Paco Calonge; el director de orquesta Claudio Ianni; el maquinista Carlos Miguel; el constructor de decorados Ramón Moya; y el director del laboratorio Image Film, Ramón Martos.

Ver "Oficios escondidos"

Los cimientos de una película

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La productora Belén Atienza; los directores Juan Antonio Bayona y Fernando González Molina; y el guionista Sergio G. Sánchez explican cuáles son las claves de su trabajo en este especial sobre los meses anteriores al golpe de claqueta. En este número también colaboran el director de producción Koldo Zuazua, los directores artísticos Arturo García ‘Biaffra’ y José Luis Arrizabalaga ‘Arri’, la directora de casting Sara Bilbatua, el diseñador de vestuario Paco Delgado, la maquilladora Sylvie Imbert, el peluquero Manolo García y el asesor histórico José Manuel Guerrero Acosta.

 

Con motivo del reconocimiento que otorga la Academia a seis profesionales de nuestro cine, el reportaje “Oficios escondidos” desvela la intrahistoria de estos trabajadores vinculados, a lo largo de toda su vida, a la industria cinematográfica.

 

‘ACADEMIA’ también recoge dos entrevistas a Carlos Marques-Marcet, autor de la película 10.000 Km, ganadora de la Biznaga de Oro en Málaga, y a Luis Miñarro, director y productor que salta a la ficción con Stella Candente.

 

Más de veinte películas de todos los géneros se dan cita en el apartado de Rodajes. Entre ellas, las nuevas producciones de Álvaro Fernández Armero (Las ovejas no pierden el tren), Nacho G. Velilla (Perdiendo el norte) y Fernando León de Aranoa (A Perfect Day).

 


Para descargarte la revista en iPad, puedes encontrarla en el App Store buscando ‘Academia’ o accediendo directamente desde el siguiente link:

https://itunes.apple.com/us/app/academia.-revista-digital/id770676962?l=es&ls=1&mt=8

Los que nos cuidan

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La script Uge Cuesta; el ayudante de dirección Miguel Gil; la ayudante de montaje Rosa Ortiz; la sastra Isabel Perales; el fundador de la casa de alquiler Equipos Profesionales Cinematográficos, Eduardo Pérez Climent; y el ayudante de dirección Walter Prieto, fueron los seis "ilustres desconocidos" de nuestro cine a los que la institución homenajeó el pasado lunes, en el transcurso de un emotivo y sentido acto en el que la presidenta interina de la entidad, Beatriz de la Gándara, ejerció de maestra de ceremonias.

Arropados por familiares, amigos y compañeros de profesión, estos seis técnicos recibieron de seis miembros de la Junta Directiva de la Academia, una placa conmemorativa por su "valiosa y silenciosa" aportación al sector. Seis especialistas anónimos para el gran público que echaron la vista atrás cuando se proyectó un vídeo que recogía una mínima parte de su amplisíma labor en el celuloide.

El buen ambiente y la camaradería marcaron la ceremonia, que desencadenó numerosos aplausos de los presentes y las lágrimas de los que subieron al escenario y también de los que estaban sentados en el patio de butacas. En un plano secuencia y sin cambio de eje, Juan Luis Iborra –miembro de la Junta Directiva en la especialidad de guión– entregó el premio a Uge Cuesta, una script "rigurosa y meticulosa que siempre ha sido la mano derecha del director". Y Cuesta, feliz y contenta "por la alegría que me habeís dado con este premio a mí, a mi familia, amigos y compañeros", citó a la persona que le posibilitó su entrada en el cine, a su hermana Ana Belén; y a Chelo Alfaya y Lucía Martín, "que me enseñaron a amar la profesión".

El ayudante de dirección Miguel Gil no acudió a la cita. "Se ha retirado, ya lo ha hecho todo en el cine español. Ahora está organizando a las mariscadoras gallegas", anunció Guillermo Maldonado –miembro de la Junta Directiva en la especialidad de montaje–, quién entregó el galardón a su hermano, Carlos Gil. "Miguel es un cineasta como la copa de un pino, un hombre que abrió camino. Hablar en nombre de otro, y más si es mi hermano, es imposible, pero si estuviera aquí daría las gracias y echaría una lagrimita conmigo recordando los viejos tiempos".

Ana Amigo –miembro de la Junta Directiva en la especialidad de producción– fue la encargada de presentar a la ayudante de montaje Rosa Ortiz, "una señora con la que empecé en el cine en 1982, con Demonios en el jardín. Rosa, que comenzó con Buñuel y ha terminado con Almodóvar, ha sido la eficacia y la discreción personificada", dijo.

Rosa Ortiz hizo gala de su discreción. "He sido una privilegida por haber trabajado durante tantos años en lo que me gusta". En su lista de agradecimientos no se olvidó de los montadores, con mención especial a Pepe Salcedo, "mi compañero de vida"; los directores; de sus padres; y de su hija María.




Puntadas, gratitud y custodia

La octogenaria Isabel Perales "no ha dado puntada sin hilo en su carrera", tal y como indicó Tatiana Hernández –miembro de la Junta Directiva en la especialidad de diseño de vestuario–. Y la vitalista sastra, conmovida por un homenaje "que no me esperaba", mencionó a sus compañeros de sastrería y evocó "a todo el cine español. No tengo ninguna queja, estoy muy contenta por haber estado en tantas películas y tan buenas".

Al fundador de la casa de alquiler de Equipos Profesionales Cinematográficos, Eduardo Pérez Climent, le pudo la emoción y se le saltaron las lágrimas. "Es que soy un llorón", reconoció este profesional al que Porfirio Enríquez –miembro de la Junta Directiva en la especialidad de fotografía– conoció "cuando casi llevábamos pantalón corto. El cine español te debe mucha gratitud. Eduardo se comprometía de tal manera, que los operadores siempre salíamos con el objetivo que queríamos".

Casi no podía hablar, pero Pérez Climent no abandonó el estrado sin aludir a los meritorios, ayudantes de cámara, técnicos auxiliares y segundos operadores de nuestra cinematografía.

Disfrutar y compartir espacio y tiempo con un equipo de lo más diverso es una de las satisfacciones de la actriz Vicky Peña –miembro de la Junta Directiva en la especialidad de interpretación–. Comisionada para entregar la placa al ayudante de dirección Walter Prieto, con el que coincidió en La casa de Bernarda Alba, entre otras películas. "Es una persona extraordinaria, una especie de bisagra que concilia los gustos y deseos del director, atiende a los actores, cada uno de su padre y de su madre", apostilló la intérprete.




Y Walter Prieto, que lleva toda la vida "pidiendo a la gente que se calle", no se quiso explayar, pero sí se sinceró al declarar que había recibido "más de lo que he dado. Esta gente del cine me ha cuidado, si no lo hubieran hecho, me hubiese extinguido. Y ahora, además, me dan una placa", dijo.

Gil Parrondo, Ana Belén, Víctor Manuel, Almudena Grandes, Marina San José, Fernando Chinarro, Patricia Ferreira, Imanol Uribe, Antonio Giménez Rico, Helena Fernán-Gómez, Enrique González Macho, el jefe de eléctricos Rafa Martos y la supervisora de material Tere Montoya –estos dos últimos fueron homenajeados en ediciones anteriores– y Yousaf Bokhari, vicepresidente interino de la Academia, ‘cuidaron’ y ovacionaron in situ a estos seis profesionales por su dedicación y buen hacer al cine.


Declaración de intenciones

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Junto a Judith Colell –su candidato a la vicepresidencia primera, Antonio Resines, disculpó su asistencia por razones laborales–, Enrique González Macho inició el acto con una declaración de amor “al cine español y a la Academia, cuyos miembros son absolutamente iguales, con los mismos derechos y obligaciones, y esto lo hemos llevado siempre de manera seria y rigurosa, sin agravios comparativos en los tres años que he permanecido en el cargo, tiempo en el reconozco haber sido muy feliz”. Tras agradecer la labor de Marta Etura en el anterior mandato, “que no ha sido fácil ni en el orden político ni en el económico, pero hemos procurado que afectara lo mínimo a la imagen de la Academia, cuyo estatus es el de un ente respetable y respetado”, dio la bienvenida a su terna a Antonio Resines y esbozó las líneas de su programa “continuista”.

 

González Macho se pronunció sobre las cuentas de la entidad, “que se han mejorado”; el apoyo de patrocinadores, “que no ha sido fácil, pero en estos momentos no hay nada que ponga en peligro la existencia y actividad de la Academia”; su apertura a todo el sector “porque no somos un gueto”, la carencia de una Ley de Cine, “el principal problema del que se derivan gran parte de los demás”. También se enorgulleció de haber estado “en todos los foros en los que hemos sido invitados. En ellos, siempre hemos intentado presentar propuestas razonadas que han sido muy valoradas. Es muy importante que la entidad colabore y esté presente, otra cosa es que nos hagan caso…”. Destacó que la Academia no era un organo ejecutivo, “por ello, hacemos lo que podemos”.

 

El veterano profesional no se olvidó del IVA cultural, de las televisiónes, de la piratería, ni de las nuevas tecnologías –“En esto soy muy batallador y, aunque son esenciales, no son todavía suficientes para que se mantenga nuestra actividad. Mis palabras no son en contra, pero reitero que aún no tienen el peso suficiente para que nuestra actividad industrial se mantenga sólo con ellas”. En cuanto al cine low cost, apostilló que “el cooperativismo ha existido toda la vida. Hasy películas que se hacen con muchas dificultades y hay que apoyarlas. Me alegra mucho que en los últimos Goya® este tipo de producciones tuviesen una gran relevancia. Esto ha sido un avance, no nos miramos al ombligo y refleja una apuesta por todas las formas de expresión”. Respecto a la imagen de nuestra cinematografía, ha manifestado que es un asunto en el que continuará trabajando.

 

Dispuesto a poner en marcha un Congreso del Cine “siempre y cuando se implique todo el sector y la Academia cuente con los medios necesarios para llevarlo a cabo”, declaró estar “relativamente satisfecho de las últimas tres ediciones de los Premios Goya®, ceremonias “que me gustaría cambiar ligeramente, pero siempre dentro de nuestras posibilidades”.

 

Apasionado por la profesión que lleva ejerciendo hace 45 años, agradeció la labor de Emilio A. Pina al frente de la dirección general de la entidad –“Estoy muy orgulloso de lo que ha hecho”–, de la Junta directiva y del equipo de la institución. “Queremos hacer más y mejor”, resaltó González Macho, que lanzo un mensaje claro a los académicos: “Por favor, votad”.

 

 

Por su parte, Judith Colell incidió en la creación de una Federación de Academias de Cine Iberoamericano, impulsada y promovida por la española, y no ocultó que le gustaría continuar “para asentar todo lo que hemos hecho hasta ahora. Éste es un camino importante y nos gustaría seguir haciéndolo. No sólo quiero hablar de continuar, sino también de mejorar”.

 

 

Apostando por la renovación

 

La productora Piluca Baquero, acompañada de la intérprete Ana Álvarez y el director Manuel Palacios, vertebró su propuesta en torno a un concepto clave: la renovación. “Cuando una institución como ésta llega a la madurez es quizá el momento más adecuado para mirar hacia adentro y adaptarse a los nuevos tiempos”, matizó. Las nuevas tecnologías han tenido peso y relevancia en su propuesta: “Somos conscientes de que la Academia no es un órgano legislativo y de que su capacidad de acción es limitada, pero si aceptamos que es una realidad imparable el cambio de modelo que estamos viviendo en el cine, esta institución puede ser impulsor, motor, elemento integrador y puente entre los organismos oficiales y los que no lo son, para buscar juntos la manera más eficaz de que el sector se adapte a esta nueva realidad”.

 

La candidata a presidenta también manifestó que “esta irrupción de las nuevas tecnologías, ya imparable, nos lleva a plantearnos una renovación en la forma en que la Academia mira hacia la industria. Creemos que esta entidad debe promover todo tipo de estudios, análisis e iniciativas para ayudar al cine español a mirar cara a cara al nuevo modelo de negocio”. Para ello, propuso la creación de una comisión de expertos que “evalúe la situación y proponga medidas a tomar”. Aclaró también que “por si alguien tenía alguna duda, no estamos a favor de la piratería ni del todo gratis. Pero si creemos que hay que buscar fórmulas que nos acerquen a los consumidores y que abaraten el consumo de audiovisual legalmente”.

 

La intérprete Ana Álvarez, candidata a vicepresidenta primera, reflexionó sobre la imagen de la cinematografía nacional –“Somos una industria que se dedica a la imagen y es muy contradictorio que tengamos la peor imagen de todas las artes. Podemos ser la mayor pantalla y el mayor altavoz, hay que combatir los prejuicios: sólo se puede luchar contra eso desde el consenso. Y hay que educar, la gente tiene que sentir la necesidad de proteger el cine desde la escuela”.

 

El realizador Manuel Palacios incidió en la relación de las televisiones con el séptimo arte: “Hoy por hoy, la mayoría de las películas se deciden en los despachos de los directivos de las televisiones. El audiovisual está cambiando y debemos adaptarnos. Queremos establecer sinergias con las cadenas”. Palacios fue el encargado de la terna de Piluca Baquero de manifestar su carta de intenciones en lo relacionado con los Premios Goya® –“Queremos que la gala de los Goya® se convierta en la semana de los Goya®. A través de programas, talleres, conferencias y actividades, podríamos mostrar aspectos tan relevantes como los oficios del cine. En cuanto a la ceremonia nos gustaría que el espectáculo fuese fundamental, y que la sorpresa cobrase un valor fundamental”–.

 

No fueron estos los únicos caballos de batalla de la terna presidencial encabezada por Baquero, que también se pronunció sobre la reactivación de las Comisiones por Especialidad –“Deben reunirse con los académicos adscritos a cada especialidad dos veces al año”–, el estudio de la creación de la especialidad de Documental –“Hay numerosos directores y productores que se dedican a este género”– , promover la incorporación a la Academia de los técnicos más jóvenes que cumplan los requisitos de admisión y revisar el sistema de voto, especialmente en las especialidades más técnicas. También han ahondado en la necesidad de estrechar lazos con Europa y en la posibilidad de buscar acuerdos para, con el mínimo coste de la Academia, abrir progresivamente nuevas sedes en otras ciudades españolas.

 

Pedro Olea, la precisión personificada

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Actor y realizador se dieron cita el 22 de mayo en la sede de la Academia para hablar del filme Un hombre llamado Flor de Otoño, un coloquio enmarcado dentro de un ciclo que la institución ha querido dedicar a la obra del director, productor y guionista bilbaíno Pedro Olea, del que José Sacristán no dudó en destacar su “precisión a la hora de trabajar en esta película”.

“La mirada de Pedro sobre cómo contar esta historia ha sido clave. Era pertinente que ninguna de las tres ‘cabezas’ del protagonista –el hombre de la alta burguesía catalana, el abogado que defiende a los anarquistas y el que se viste de mujer– desautorizara a las otras. Y este equilibrio está conseguido gracias a la labor de precisión de Pedro Olea”, apuntó el veterano actor.

Por su parte, el cineasta afirmó que “entre Azcona y Sacristán, me hicieron la película”. No dudó en ensalzar a una de las figuras clave del cine español, Rafael Azcona, que logró “uno de sus mejores guiones, ya que la adaptación que hicieron juntos no parece para nada una obra de teatro”. Olea, que también le tuvo en su proyecto Pim, pam, pum… ¡fuego!, recordó cómo era trabajar con él: “Con Rafael era diferente. Nunca tomaba notas y en dos semanas tenías una pieza de arquitectura, era como una sinfonía”.

Para el papel protagonista, Olea aseguró que “quería un actor, un hombre que fuera verosímil, no un travesti” y, aunque se lo ofreció en un primer momento a José Luis Gómez, al ver Parranda, de Gonzalo Suárez, “dejé de pensar en José Luis Gómez y pensé en ‘Pepito’ Sacristán”. El realizador también rememoró el momento en el que le ofreció el papel a Sacristán, quien sin pensárselo dos veces exclamó: “Yo por ese papel mato”. Y gracias a esta interpretación, en 1978, ganó la Concha de Plata en el Festival de Cine de San Sebastián. –“Aunque esperaba llevarme el de mejor actriz”, bromeó Sacristán–.




El intercambio de halagos protagonizó la charla. Olea aseguró que “era esencial que la historia no fuera cómica. Lo más importante en esta película era el tratamiento, y eso es de Azcona y Sacristán”. En esta línea, el actor sugirió cambiar la escena de la confesión de Lluís Serracant a su madre, interpretada por Doña Carmen Carbonell. De igual forma, la letra de ‘La loca’ “llena de metáforas”, una de las coplas que cantaba en ‘Bataclán’, es del propio Sacristán. Ambos intervinientes en el encuentro dejaron claro que “lo principal era pasarlo bien y así lo hicimos”, garantizó el director.



"Por favor, llévame contigo"

Una de las anécdotas que relató el realizador fue la de la aparición en pantalla de otro de los grandes cineastas españoles, Pedro Almodóvar. En la casa de Fernando Colomo, en una de las reuniones para la película, Almodóvar le rogó a Olea: “Por favor, llévame contigo”. En un principio fue segundo ayudante de dirección y “luego dijo que le gustaba aparecer en escena”, y así interpretó a la ‘Reina de la Banana’.

Este ciclo dedicado a Pedro Olea se completará en junio –fecha aún por confirmar– con la proyección de La conspiración, la última cinta de la filmografía de Olea y el último guión de Elías Querejeta.

 

Enrique González Macho es reelegido presidente de la Academia

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En el que será su segundo mandato al frente de la Academia, el fundador de Alta Films y propietario de los cines Renoir está respaldado por el actor Antonio Resines y la directora y guionista Judith Colell, que ocuparán los cargos de vicepresidentes primero y segundo, respectivamente.

El recuento de votos se ha cerrado con 290 votos para Enrique González Macho y 110 para Piluca Baquero. En blanco, 22 votos y 1 nulo. El recuento total de votos ha sido de 423.

Riesgos calculados

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Chapero-Jackson buscaba respuestas, y en el cine encontró una de las vías para despejar interrogantes. Hubo más: el dibujo, la fotografía, la literatura… Como sus admirados Kubrick y Polanski, estudió Bellas Artes en Nueva York, una ciudad que le marcó, “pasé de la nada a la saturación”, resaltó. Sintió que era el momento de regresar cuando ‘la Gran Manzana’ se le volvió “neurótica y áspera. Además, allí es muy difícil hacer cine porque no hay ayudas”. Ya en España, empezó a trabajar en la producción de películas firmadas por Amenábar y Medem, entre otros cineastas de los que aprendió mucho “viendo tomas buenas y malas, observando cómo planificaban los rodajes. Fue mi segunda escuela”.

Le iba bien en la producción y no dijo a nadie que quería ser director, un oficio que empezó a creer que podía ser una realidad, cuando le llamaron del Festival de Venecia y le comunicaron que habían seleccionado su corto Contracuerpo. De la ciudad de los canales se vino con premio y, corto a corto, llegó Alumbramiento, trabajo con el que triunfó en Europa, y luego The End.


Artista y gestor

Chapero-Jackson quiso hablar de lo que estaba viendo e investigar, y quiso hacerlo en el formato largometraje. “Verbo fue un proyecto muy personal, una especie de carta a los que, como yo en su momento, estaban perdidos”, indicó el director, que con su opera prima también persiguió que llegara al público para la que fue concebida: los adolescentes.

Pero esta fábula en la que puso en práctica todo lo que le enseñaron en los cursos de interpretación que hizo para dirigir a actores –"los vehículos más importantes de la historia"–, y sus estudios de Psicología –"si me va mal en el cine, podría ser terapeuta–, no funcionó en taquilla, se quedó en tierra de nadie", indicó.

De la rebelde constructiva de Verbo a Los mundos sutiles, “un documental no al uso para entender a Machado a través de su poemario y traerlo al siglo XXI”, conforman el camino de este realizador, que en su próximo proyecto, El séptimo sueño, “no tomaré tantos riesgos. No se trata de ser sólo artista o narrador, hay que medir más los riesgos, ser también gestor. Arriesgar sin ser suicida ni kamikake”, concluyó Chapero Jackson.

 

La jaula de oro conquista nueve Premios Ariel

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El primer largometraje del realizador burgalés nacionalizado mexicano conquistó a la Academia Mexicana de las Artes y las Ciencias Cinematográficas con una historia que muestra el lado más humano de unos adolescentes en migración. “Es el drama de mexicanos y centroamericanos por alcanzar el sueño americano”, en palabras de Quemada-Díez.

Fue en el Festival de Cannes donde obtuvo el galardón al mejor reparto en la sección 'Una cierta mirada', lo que supuso la gran apertura de esta modesta producción al mundo. Tras este reconocimiento, el filme ha seguido acumulando premios y ahora suma los nueve Ariel.

La jaula de oro es el primer largometraje de Diego Quemada-Díez quien antes de embarcarse en ese viaje ejerció de “chico de los recados”, pasó por el cine publicitario, realizó cortos y trabajó con cineastas como Isabel Coixet y Ken Loach. De éste último siguió su fórmula al filmar La jaula de oro en orden cronológico “y con intención política”, apuntó el autor.

En la que fue la 56 edición de los Premios Ariel, también se llevó a casa una estatuilla Amat Escalante, –Mejor Dirección por Heli– y la coproducción chilena-española, Gloria, de Sebastián Lelio –Mejor Película Iberoamericana–.

 

La Academia de Cine se estrena en Instagram

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La entidad continúa trabajando para estar presente en las principales redes sociales, contando con perfiles en el portal Youtube –donde son accesibles para la audiencia los vídeos de los eventos que la Academia organiza–, en Facebook –con un perfil de la institución y otro de Premios Goya®– y en Twitter, en la que suma entre sus dos cuentas casi 100.000 seguidores.

Porfirio Enríquez, nuevo director general de la Academia de Cine

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Exmiembro de la Junta Directiva de la institución en su especialidad, Enríquez (La Rioja, 1943) lleva cuatro décadas dedicado al mundo de la imagen. Comenzó como cámara en los Servicios Informativos de TVE, cadena pública en la que ejerció de director de fotografía de numerosos programas, series y documentales. Responsable de la luz de 16 películas firmadas por Adolfo Aristarain, Humberto Solás y Juan Luis Iborra, entre otros cineastas, es fundador y vicepresidente de la Asociación Española de Autores de Obras Fotográficas Cinematográficas (A.E.C.). Su interés por el mundo de la técnica de la luminotecnia le ha llevado a diseñar la iluminación del Centro Comercial ABC-Serrano en Madrid y los palacios de Palháva y de Mayer en Lisboa.

 

Porfiriro Enríquez sustituye a Emilio A. Pina, que ejercía el cargo desde mayo de 2013. El productor ejecutivo se reincorpora a Boomerang TV, donde disfrutaba de un periodo de excedencia, tras un año al frente de la Academia, institución a la que continuará vinculado como vocal en la Junta Directiva.


Armiñán y Julieta Serrano homenajeados por la Academia del Cinema Català

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El martes 17 de junio, a las 20:00 horas, tendrá lugar este evento que contará con la presencia de Isona Passola, (Presidenta de la Acadèmia del Cinema Català); Judith Collel, (Vicepresidenta Segunda de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España); y Esteve Riambau (Director de la Filmoteca de Catalunya). Además, en el mismo encuentro, se proyectará la opera prima de Jaime de Armiñán –Mi querida señorita (1972)– en el que, además de José Luis López Vázquez, también participó su compañera de homenaje Julieta Serrano.

'Cartelera Turia', Premio de Comunicación Alfonso Sánchez 2014

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“Es un reconocimiento muy importante y una gran alegría que la Academia se haya fijado en nosotros”, manifiesta Vicente Vergara, el director de este mítico semanario, que lanzó su primer número en pleno franquismo y se convirtió en toda una referencia para los cinéfilos.

La revista lleva cinco décadas informando y realizando las críticas de todas las películas españolas que se han estrenado en la ciudad del Turia, además de entrevistas y reportajes a profesionales del audiovisual. También concede los Premios Turia, que en 2014 alcanzan su edición 23 y con los que reconocen a los realizadores y actores que más han destacado a lo largo del año.

‘Cartelera Turia’, que nació como ‘El Turia’, fue el tragaluz cultural en plena dictadura, planteó temas tabú y se enfrentó a la censura, a pesar de sanciones y amenazas. Fue pionera en calificar los estrenos cinematográficos y tuvo portadas de culto firmadas por Eduardo Arroyo, Javier Mariscal, Carmen Calvo, Juan Uslé, Miguel Calatayud y Paco Roca, entre otros.

“Llegar hasta aquí no ha sido fácil. ‘Cartelera Turia’ sigue fiel a su estilo, pequeña, pero con carácter. Hemos tenido la ventaja de que los propios redactores hemos sido los propietarios de la publicación, lo que nos da libertad a la hora de elegir los contenidos, la línea a seguir", destaca su director.

Con una plantilla de cinco personas y numerosos colaboradores que miman el cine, ‘Cartelera Turia’, cuyo siguiente paso será la digitalización sin olvidar su edición en papel, que será a color, celebra su 50 aniversario “porque, probablemente, hemos seguido una máxima de Groucho Marx que ha sido el emblema de nuestra trayectoria: ‘surgiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria’”, apunta Vergara.

El próximo 24 de junio, en la sede de la Academia, Vicente Vergara, recibirá este galardón, que en anteriores ediciones tuvo como destinatarios a Diego Galán y al espacio de TVE ‘Versión española’, Antonio Gasset, Oti Rodríguez Marchante y a Conxita Casanovas.

 

 

 

 

 

Publicadas las bases de los 29 Premios Goya®

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Entre las novedades para la próxima edición figura que las “películas extranjeras rodadas en cualquiera de los idiomas del estado español” no pueden participar en los Premios Goya® como venían haciendo. Es requisito imprescindible que sean películas de nacionalidad española para inscribirse en todas las categorías. Estos filmes podrán optar sólo al Premio a la Mejor Película Europea (si cumplen con los requisitos establecidos en el artículo 31 de este reglamento) o a la Mejor Película Iberoamericana (ver Bases específicas, página 20).

Otra modificación en las bases es la duración mínima de los largometrajes documentales, que pasa de 60 a 70 minutos para poder participar (art. 3, 12, 14 y 30). Además, este año los académicos asociados pueden votar también en las tres categorías de cortometraje: ficción, animación y documental (art. 34 y Bases de Cortometraje art. 13).

Se pueden consultar las bases completas en el siguiente documento: bases de los 29 Premios Goya®.

La hazaña de permanecer en el tiempo

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Sin ocultar la alegría que sentía porque la Academa “se haya acordado de nosotros en el 50 aniversario” y tras agradecer al presidente de la institución, Enrique González Macho, y a la Junta Directiva, este reconocimento, Vergara destacó la longevidad de la revista que nació en una tierra “donde todo parece ser efímero. Tenemos un Palau de les Arts, con el que no saben que hacer; un aeropuerto en Castellón sin aviones cuyas pistas están invadidas por conejos; una Terra Mitica malvendida; una Mostra de Cine que despareció hace tres años; unos estudios cinematográficos magníficos, Ciudad de la Luz, que están cerrados; una radiotelevisión pública clausurada de forma esperpéntica que habría hecho las delicisas de un guión del tándem Berlanga-Azcona… Y ‘Cartelera Turia’ resiste, seguimos saliendo todos los viernes, a las siete de la mañana”, resaltó el director, que siendo adolescente, empezó a comprar esta mítica publicación “buscando la recomendación de películas buenas que podía recuperar en programas dobles o triples de cine de barrio”.

 

 

Como no podía ser de otra forma, a veces estaba de acuerdo con las críticas y otras no, incluso en una ocasión mandó una carta haciendo una contracrítica de Prima de la Rivoluzione, de Bertolucci. Miembro de la redacción desde 1972, Vergara rememoró a los críticos cinematográficos pioneros José Aibar, Enrique Pastor, Manuel Mantilla, Julio Guardiola y José Vanaclocha; nombró a a Luis García Berlanga, “que siempre destacaba que ‘La Turia’ era la única que hacía crítica de todas las películas que se estrenaban en las salas X de nuestro país; y citó a Manuel Vázquez Montalbán, que en el 25 cumpleaños de la revista escribió: “la clave de su supervivencia es que se edita en un pequeño rincón de la perifería. Nació a contracorriente política y cultural, supo superar los malos tiempos y se instala en la nueva época sin perder la cara . Si alguna vez se abre un museo de la prensa crítica española, ‘Cartelera Turia’ merece una historia aparte”. 25 años después, el Alfonso Sánchez 2014 “formará parte de esa vitrina de la que hablaba el escritor”, apostilló Vergara, que el próximo 5 de julio celebrará la 23 edición de los Premios Turia. 

 

Antón García Abril, Medalla de Oro de la Academia 2014

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“Me ha hecho mucha ilusión este premio. Soy muy feliz”, manifestó este gran defensor de la melodía a el que la noticia le pilló trabajando. Figura sobresaliente de la música española, reciente y actual, García Abril esta preparando un ciclo de siete canciones para voz y orquesta, proyecto que le ha encargado el Festival de Granada y que verá la luz el próximo septiembre. “Mientras el cuerpo aguante, continuaré en mi oficio”, declaró el que es autor de una extensa obra sinfónica y de cámara que abarca la mayoría de las formas musicales, que goza de gran popularidad por haber puesto música a numerosas películas, series de televisión y piezas teatrales. “Me es difícil decantarme por una forma musical porque en todo lo que he hecho he procurado siempre dar lo mejor de mí. He participado en películas espléndidas, otras menos, pero en todas tuve la posibildiad de expresar lo mejor de mí mismo”, apostilla el maestro turolense, que nombra sus colaboraciones con los directores Mario Camus, Pilar Miró, Antonio Isasi-Isasmendi y Pedro Lazaga.

Adelantado siempre a su tiempo, Antón García Abril (Teruel, 1933) entiende que la música es un lenguaje, independientemente de su forma o género, y que la música de cine “cuando está bien escrita” hay un momento en la que se convierte en pura imagen. “Es una música que se alimenta de muchos parámetros y cuando hay una perfecta comunión con la imagen induce a la reflexión. El músico de cine, por naturaleza, debe ser una persona muy culta y su música debe tener una flexibilidad natural para amoldarse a todo tipo de discursos y narrativas, así como la habilidad suficiente para abordar estéticas dispares desde la música de cámara, la electroacústica o el sinfonismo”, resaltó en una entrevista publicada recientemente en la revista ‘Academia’.

Protagonista del documental El hombre y la música, de Laura Sipán, y objeto de numerosos homenajes en los últimos años, Antón García Abril recibirá el próximo mes de octubre esta condecoración que en ediciones anteriores se ha entregado a Vicente Casanova –responsable de la productora CIFESA–, Fernando Rey, Carlos Saura, Francisco Rabal, Alfredo Matas, Ana Belén, Sara Montiel, Elías Querejeta, Gil Parrondo, José Luis Borau, Fernando Fernán Gómez, Carmelo Bernaola, Concha Velasco, Antonio Banderas, Basilio Martín Patino, Geraldine Chaplin, Pablo Núñez, Maribel Verdú, Carmen Maura, Rosa María Sardá, José Luis Alcaine, Manuel Gutiérrez Aragón y Ángela Molina.

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